El hecho de que Walter Benjamin escribiese «La tarea del traductor» como prefacio a su traducción alemana de los Cuadros parisienses de Baudelaire sirve de argumento a la tesis según la cual la traducción sería no solamente técnica, sino esencialmente crítica. Haciendo de la traducibilidad una característica de toda obra, Benjamin recusa la concepción de la traducción como modo de transmisión y de comunicación para reconocerle la dignidad de la forma. Si la obra apela a la traducción, si no se cumple ni vive más que a través de ella, es que la obra encuentra entre las lenguas el medio propicio a su rejuvenecimiento y a su perfeccionamiento. Sometida al trabajo crítico de las retraducciones, la obra experimenta la prueba de su vitalidad y de...