The principle of proportionality in Administrative Law, with special incidence on public procurement

El principio de proporcionalidad constituye un instrumento fundamental de control de la potestad discrecional de los poderes públicos, que permite examinar la idoneidad, la necesidad y la correcta ponderación de sus decisiones a la luz de la finalidad que con ellas se pretende alcanzar. La idea de justicia material implícita en el mismo proscribe todo sacrificio excesivo de la libertad de los ciudadanos y conduce a un control sustantivo de la actuación administrativa, valorando las circunstancias concretas del caso para determinar si ésta es proporcionada o no. Pese a su creciente importancia, a día de hoy todavía no se ha logrado depurar el concepto de proporcionalidad y perfilar con claridad sus contornos. Son numerosas las voces que se han alzado en contra de la aplicación de este principio, fundamentando su rechazo en el elevado grado de subjetivismo que concede a los órganos jurisdiccionales en la toma de decisiones. En este contexto, se tratará de demostrar que la estructura precisa y escalonada del principio de proporcionalidad satisface las exigencias de racionalidad del discurso e insta a los poderes públicos a hacer uso de la teoría de la argumentación para fundamentar sus decisiones. El debate sobre la validez del principio de proporcionalidad como parámetro interpretativo y de control se ha visto reavivado tras su reconocimiento expreso por las Directivas europeas sobre contratación pública del año 2014. El elevado grado de discrecionalidad con el que cuentan los órganos de contratación a la hora de operar en el mercado de las adquisiciones públicas, unido a la creciente importancia económica que este sector tiene en la economía de los diversos países, hace necesario que la Administración actúe con suma cautela en aras de garantizar la objetividad de sus decisiones y la libre concurrencia de licitadores. De este modo, el interés general que subyace a la obtención de la oferta económicamente más ventajosa ha de conciliarse necesariamente con los intereses de los operadores económicos, y es en este punto donde la proporcionalidad está llamada a desempeñar un papel clave. Su estructura interna marca el camino que los órganos de contratación han de seguir para alcanzar este objetivo y cumplir plenamente con las exigencias derivadas de los principios de integridad y buena administración. A mayor abundamiento, la inclusión expresa del principio de proporcionalidad en el Proyecto de Ley de Contratos del Sector Público viene a afianzar su status y a mitigar las duras críticas que todavía hoy pesan sobre el mismo, dejando la puerta abierta a un control efectivo en materia de contratación pública.O principio de proporcionalidade constitúe un instrumento fundamental de control da potestade discrecional dos poderes públicos, que permite examinar a idoneidade, a necesidade e a correcta ponderación das súas decisións á luz da finalidade que con elas se pretende alcanzar. A idea de xustiza material implícita no mesmo proscribe todo sacrificio excesivo da liberdade e conduce a un control substantivo da actuación administrativa, valorando as circunstancias concretas do caso para determinar se esta é proporcionada ou non. Pese á súa crecente importancia, a día de hoxe aínda non se logrou depurar o concepto de proporcionalidade e perfilar con claridade os seus contornos. Son numerosas as voces que se alzaron en contra da aplicación deste principio, fundamentando o seu rexeitamento no elevado grado de subxectivismo que concede ós órganos xurisdicionais na toma de decisións. Neste contexto, tratarase de demostrar que a estrutura precisa e escalonada do principio de proporcionalidade satisfai as esixencias de racionalidade do discurso e insta ós poderes públicos a facer uso da teoría de la argumentación para fundamentar as súas decisións. O debate sobre a validez do principio de proporcionalidade como parámetro interpretativo e de control viuse reavivado tralo seu recoñecemento expreso polas Directivas europeas sobre contratación pública do ano 2014. O elevado grado de discrecionalidade co que contan os órganos de contratación á hora de operar no mercado das adquisicións públicas, unido á crecente importancia económica que este sector ten na economía dos diversos países, fai necesario que a Administración actúe con suma cautela en aras de garantir a obxectividade das súas decisións e a libre concurrencia de licitadores. Deste modo, o interese xeral subxace á obtención da oferta economicamente máis vantaxosa ha de conciliarse necesariamente cos intereses dos operadores económicos, e é neste punto onde a proporcionalidade está chamada a desempeñar un papel clave. A súa estrutura interna marca o camiño que os órganos de contratación han de seguir para alcanzar este obxectivo e cumprir plenamente coas esixencias derivadas dos principios de integridade e boa administración. A feixes, a inclusión expresa deste principio no Proxecto de Lei de Contratos do Sector Público ven a afianzar o seu status e a mitigar as duras críticas que aínda hoxe pesan sobre o mesmo, deixando a porta aberta a un control efectivo en materia de contratación pública.The principle of proportionality constitutes a fundamental control instrument of the discretional power of the public authorities, which allows to examine the suitability, the necessity and the correct weighing of their decisions in relation with the purpose to achieve. The idea of material justice implied in it prohibits any excessive sacrifice of the citizen’s freedom and leads to a background control of the administrative action, taking into consideration the specific circumstances of the case in order to determine if it is proportioned or not. Despite its increasing importance, nowadays the concept of proportionality hasn’t yet been refined and their contours haven’t been clearly defined. Several voices have been raised against the application of this principle, basing their rejection on the high degree of subjectivism that it gives to the jurisdictional bodies in the decision making. In this context, we will try to demonstrate that the accurate and staggered structure of the principle of proportionality satisfies the requirements of rationality of the discourse and urges the public authorities to use the theory of argumentation to base their decisions. The debate about the validity of the principle of proportionality as a criterion of interpretation and control has been revived after its express recognition by the European Directives on public procurement of 2014. The high degree of discretion that the contracting authorities have when operating on this field, connected to the increasing economic importance of this sector in the economy of the different countries, requires the Administration to act with extreme caution to guarantee the objectivity of its decisions and the free competition of tenderers. In this way, the general interest that underlies the obtaining of the most economically advantageous tender should be necessarily reconciled with the interest of the economic operators, and it is in this point where the proportionality is called to play a key role. Its internal structure leads the way that the contracting authorities should follow to achieve this objective and fully comply with the requirements of the principles of integrity and good administration. Furthermore, the express inclusion of this principle in the Bill of Public Contracts comes to strengthen its status and mitigate the harsh criticism that still today hang over it, letting the door open to an effective control on public procurement