Investigadores en una encrucijada

Como investigadores nos vemos enfrentados a una serie de dilemas que, si bien se relacionan con nuestro tema de estudio, nos colocan frente a situaciones conflictivas. Por un lado, el rápido desarrollo tecnológico que nos permite obtener información cada vez más específica y novedosa, a la vez que la difusión de nuestros resultados es más fácilmente accesible por colegas en diferentes partes del mundo a través de la digitalización y la informática. Así toda investigación, propia o foránea, está al alcance de un "click de mouse". Por otro, la concientización de que la muestra que trabajamos hoy es pasible de transformarse mañana en una nueva fuente de datos, no sólo nos alerta para su adecuado manejo si no también para su correcta conservación a fin de preservarla convenientemente para que en el futuro se puedan obtener nuevos datos. Esto es también un reto para nosotros como investigadores, aún cuando puedan llegar a contradecir nuestros resultados. Además, el hecho de la existencia de derechos -que a primera instancia parecerían contrapuestos- entre las diferentes partes que intervienen directa o indirectamente en una investigación antropológica, nos enfrenta a desafíos que exceden la meta científica. A esto se le suma la-por el momento-casi ausencia de protocolos que establezcan las pertinentes relaciones y responsabilidades entre nosotros-con derechos como investigadores-y las instituciones a las que pertenecemos. Así no encontramos en una encrucijada en la que se hace imperioso compatibilizar y ecualizar los derechos de las diferentes partes, sin descontar nuestra responsabilidad académica y científica a futuro