¿Es México un Estado reproductor de las desigualdades regionales?

<p>En este artículo se analiza cómo el Estado mexicano en lugar de haber aminorado los grados de desigualdad, estos se han promovido e, incluso, de cierta manera, han sido fomentados para generar un desarrollo regional más desequilibrado y desarticulado en función únicamente de los intereses sectoriales<br />predominantes, sean agrícolas, industriales y de servicios; pues solo se buscan<br />espacios económicos que permitan reproducir capitales espurios (enclaves<br />económicos), sin una contribución a las comunidades locales; incluso, muchas<br />veces, se han generado externalidades negativas que socavan el tejido social de<br />las poblaciones locales. A lo largo de los siguientes párrafos, se explica cómo<br />el Estado mexicano en estos últimos treinta años se ha mostrado solo como<br />instancia regulativa y promotora de un crecimiento económico excluyente a favor del capital y en contra del trabajo. Además, es un Estado incapaz de sostener o asegurar las condiciones mínimas (económicas y sociales) para que los espacios nacionales y locales reproduzcan su tejido productivo y se permita que estos muestren un trayecto histórico consolidado; por el contrario, han surgido espacios con sinergias negativas irreversibles.