Las recreaciones del carpe diem en la poesía de Quevedo destacan por la densidad y variedad de sus fuentes: Ausonio, Bernardo Tasso y Garcilaso, en pasajes que asocian lo efímero de la belleza de la flor y la hermosura de la mujer; Horacio, Bembo o Herrera, en el motivo de la tópica soberbia femenina; los epigramas de la Antología griega, en la ofrenda simbólica del espejo ya inútil para la mujer madura; Propercio, Ovidio, Torquato Tasso, algunos autores marinistas y ciertas odas horacianas, en la amenaza de vejez futura o en la burla por los estragos de la edad en una bella desdeñosa ya envejecida. Esta última posibilidad parece la preferida en la lírica amorosa quevediana y muestra interesantes puntos en común con Horacio: el afán de veng...