De los elementos que componen el programa iconográfico de esta célebre vanitas cabe decir que transmiten un mensaje común y coherente. Ciertamente, In ictu oculi está en perfecta sintonía con el edificio que lo acoge (el Hospital de la Caridad de Sevilla), el espacio en que se exhibe (el sotocoro de la Iglesia de dicha institución religiosa) y el cuadro gemelo que lo acompaña (Finis Gloriae Mundi, del propio Valdés Leal). Junto a las Danzas macabras y su tradición, los referentes principales se hallan en el anti-intelectualismo y el epicureísmo cristianos (este último ingrediente reforzado con dosis adicionales de estoicismo) que coinciden en la obra escrita de Miguel Mañara, fundador del Hospital y amigo personal de Juan de Valdés Leal. Si...