A pesar de su importancia en el panorama literario y cultural de la época conocida como el “tiempo de los novatores” (1675-1725), la poesía ha sido, hasta la actualidad, casi totalmente desatendida en virtud de prejuicios seculares. A lo que responde, en consecuencia, un ya lugar común de las Historias de la literatura española: aludir a la poesía del periodo no es otra cosa que hablar de decadencia, de degeneración y de agotamiento, floreciendo los adjetivos de “ultrabarroco” o de “posbarroco”. Calificativos, todos ellos, reveladores de la mirada retrospectiva de quienes los emplean pero que traducen, no obstante, la dificultad de aprehender la escritura polifacética del momento. De tal modo que no pocos poetas de este periodo bisa...