El propósito de los servicios públicos es la universalidad del bienestar social. El valor de los servicios públicos lo asigna el ciudadano por medio de la calidad percibida, la utilidad que recibe o el nivel de satisfacción al ver sus expectativas cubiertas. Para los responsables políticos, resulta difícil gestionar lo que no es fácil de medir, para ello hay que convertir el valor para los grupos de interés en objetivos corporativos fáciles de comprender. La microeficiencia es conseguir los mejores resultados de salud para un paciente concreto, con los recursos disponibles. Esto se instrumenta con el gobierno clínico (clinical governance) en el sistema sanitario y con la gestión de su salud por el propio paciente. Desde la perspecti...