En el mercado audiovisual, las pleitesías (supuestas pleitesías) hacia la demanda no tienen por qué conducir a la mejora del servicio. Ni tienen por qué conducir, ni habrá sido ése –siquiera- el incentivo que las propiciara. Ciertas retóricas populistas (dar al público cuanto pide; mimar a nuestro telespectador como merece) encubren otros propósitos, que no podrán pasarse por alto, si de educación y televisión hablamos. La importancia de este medio en relación a la educación, el conocimiento y la cultura democrática que prende en una sociedad, no resultan asociaciones insustanciales. Si la calidad de la democracia nos ocupa, desatender esos pilares televisivos y educacionales no parece la mejor de las estrategias. No se eludirá en est...