El entorno digital ha dejado de ser algo novedoso para convertirse en parte de nuestras vidas cotidianas. Alguien puede imaginarse un día sin ver televisión, pero difícilmente se imagina un día sin estar conectado digitalmente con su entorno (un día sin WhatsApp, un día sin revisar el correo electrónico). No es algo exclusivo de la vida adulta; los menores, desde su infancia, viven rodeados de pantallas digitales, conviven en un ecosistema digital en el que se aprende, en un principio, por imitación; también por intuición, aunque al final por la propia experiencia. En este monográfico se abordan los usos que los menores hacen del entorno digital y también de los riesgos e influencias a los que se ven expuestos