Cierto momposino notó que aquel visitante estaba encantado con las fachadas de las casas de la Albarrada y veía fascinado a un señor puliendo la madera de una mecedora. Un mueble tan bello como ese a su lado, en el que se mecía la seño mientras tejía con hilos de plata. Con la calidez característica del caribe, el momposino invitó al turista a pasear en el pueblo, le mostró más construcciones y le dijo dónde comer dulces típicos. Sin saberlo ayudó a la seño del queso de capa a completar lo del diario y sin esfuerzo convenció al visitante de quedarse una noche más. Eso parece definir el impacto del sentido de pertenencia y es solo una de las relaciones entre el desarrollo turístico y la preservación patrimonial que lograron identificarse en ...