La administración pública como fenómeno organizativo. Organización y ordenamiento jurídico

Resumen: Recordemos a nuestro imaginario hombre de las cavernas, aquel que representaba —siempre en aquella construcción hipotética que ensayáramos— a la primitiva configuración del Estado-sociedad perfecto, último punto de resolución de los conflictos sociales (ver BARRA, Rodolfo Carlos, Tratado de derecho administrativo, t. I, Principios. Fuentes, Buenos Aires, Depalma, 2002, Cap. 1, 7). Dijimos, en aquella ocasión, que aquel jefe de tribu o de grupo, desde un punto de vista meramente material, administraba, juzgaba y legislaba, y esto lo hacía porque debía organizar las actividades del grupo que se encontraba sometido a su conducción, es decir, a su poder de organización. Administraba, juzgaba y legislaba, espontáneamente, al organizar las actividades y la vida del grupo. Por ello, aquel personaje primitivo era el Estado, es decir, hacía en esencia lo mismo que hace el Estado moderno y que hizo el Estado en cualquiera de sus etapas históricas. Así podemos afirmar, con un alto grado de aproximación al meollo de nuestro tema, que el Estado a la vez que emanación natural de los seres humanos organizados en sociedad política, es el centro o poder organizador de esa forma especial de asociación humana