Cuando el 15 de octubre de 1871, Sarmiento inauguró la Exposición Industrial y Agrícola de Córdoba, primera en su género dentro del país, podía recibir la enorme satisfacción a la cual es acreedor un hombre que en la culminación de su vida ha logrado concretar un afán que persiguiera incansablemente. Allí podía palparse la pletórica posibilidad que la agricultura y la industria ofrecían a un pueblo joven que aún no había superado la etapa pastoril. Allí estaba presente toda la riqueza de una nación que sólo necesitaba brazos y voluntades para trasformarla. Sin embargo, Sarmiento seguía protestando. Le parecía muy pequeño el tramo recorrido, y no se le ocultaba que la Argentina continuaba siendo un enorme desierto que no se había aligerado t...