Abordar el problema del cuerpo lleva, inexorablemente, a encontrarse con el del sujeto, por lo menos en nuestra cultura, en la cual el hombre ha sido siempre pensado como el acoplamiento y unión de un cuerpo y un alma (o de un elemento físico y otro ideal), y el cuerpo, de un modo u otro, como supeditado al alma. Quizá por esto último, por ser el alma la instancia subordinante, su abordaje no ha llevado necesariamente a una pregunta recíproca por el cuerpo, resolviendo a éste de distintos modos, aún antes de plantear el problema. El campo de la educación no ha problematizado el cuerpo, se limitó a conducirlo. Durante la modernidad, la pedagogía ha tratado la relación sujeto/cuerpo en términos cartesianos, más allá de postular una unidad de ...