El Grande Viaje del Rey Carlos IV

Quiero reconocer la geografía del dilatado viaje de cinco meses que el verano del año 1802 emprendieron desde Madrid gente principal, el rey Carlos IV y la reina María Luisa de Parma, su hijo Fernando, príncipe de Asturias, y su hija la infanta María Isabel. Se dirigirán a Barcelona, por las bodas, bajo dispensa papal, con Francisco Genaro, príncipe heredero de las Dos Sicilias, y su hermana la princesa María Antonia, hijos de Fernando I, rey de las Dos Sicilias y hermano del monarca español, que se acercan con su armada a la ciudad mediterránea. Reviso documentos, grabados, pinturas, la cartografía, la memoria en los acuerdos de los municipios que los conservan, para hilar el relato de un evento único, el rey en entornos apartados, sorpresa de campesinos a su paso entre cereales y puertos, calles ajustadas a la novedad, dineros para la gloria de un instante, deleite de nobles y plebeyos, y «su séquito era como un ejército», en la mirada curiosa del inglés Whittington. Emprendamos el recorrido del último gran viaje de un monarca absoluto por España, su hacienda