Grandes fraudes y gobiernos corporativos en la economía desde mediados del siglo XX

Los grandes fraudes están ligados a corporaciones empresariales de especial envergadura. La concentración del capital en pocas manos es uno de los mayores riesgos para la posible reiteración de las crisis económicas. Se apunta como necesaria la dispersión de capitales como una posibilidad para mantener el espíritu de la libre competencia. Las benévolas sentencias de los tribunales a algunos de los defraudadores no contribuyen a alejar el fantasma del fraude como tampoco a la desaparición de los paraísos fiscales. En la actualidad, seguimos lejos de cumplir los deseos del Presidente de la Segunda República Española Manuel Azaña de que los defraudadores devuelvan las ganancias conseguidas ilegítimamente. El comercio electrónico si bien es capaz de mostrar su eficiencia aminorando costes, tampoco es menos cierto que puede propiciar fraudes a pequeña y gran escala habida cuenta de que permite mayor nivel de enmascaramiento de los defraudadores. Desde la perspectiva diacrónica, se observa que las crisis económicas son cada vez más frecuentes y vinculadas a una especulación desmesurada que en el último siglo ha ocasionado un mayor distanciamiento entre la economía real y la economía financiera; lo que obliga a replantear un modelo económico a escala internacional en el que se produzca un mayor peso de la política económica de los gobiernos sobre el poder de las compañías multinacionales en el contexto de la globalización. Esta política debe dar prioridad al sostenimiento de los recursos naturales. Una de las formas posibles es el desarrollo de gobiernos corporativos en las empresas de mayor incidencia en el PIB de los países. En el contexto de la Responsabilidad Social Corporativa, los Gobiernos Corporativos se apuntan como uno de los resortes fundamentales para frenar los grandes fraudes económicos pero su eficiencia parece insuficiente a falta de una normativa internacional y el desconocimiento de fuerzas ocultas en lo que se viene conociendo como ingeniería fiscal y financiera. La aplicación de unas políticas liberales de manera poco ortodoxa, que no se corresponden en muchos casos con la doctrina de los maestros, está ocasionando enormes desajustes en el sistema, está provocando verdaderas brechas sociales en la distribución de la renta y está minando el actual sistema capitalista. La popularización de la información sobre las crisis financieras a través no sólo de la literatura sino sobre todo de documentales y películas de cine y televisión está formando una conciencia social cada vez más crítica con los escándalos financieros de gran influencia que aboca a las grandes empresas a la necesidad de implementar gobiernos corporativos como una de las fórmulas imprescindibles para el sostenimiento del sistema económico internacional. El mundo financiero actual se encuentra lejos de resolver los problemas derivados de los grandes fraudes para el desarrollo del crecimiento económico sostenible. El fenómeno de la globalización es propenso a la provocación de fraudes a gran escala. Las medidas de los gobiernos nacionales para prevenir los fraudes en muchos casos resultarán infructuosas si el poder económico es superior al poder político, lo que convierte a los gobiernos corporativos de las empresas en un deseo de buenas prácticas. No obstante, el interés que están mostrando los mayores fondos de inversión en las actividades empresariales sostenibles abre la esperanza a un cambio de dirección en la explotación de los recursos naturales limitados. Afortunadamente, el capital, que es más aliado de la ganancia que de la solidaridad, está considerando un buen negocio invertir en productos que respeten el medio ambiente. No se trata de una actitud generosa sino interesada pero beneficiosa para la mayoría. Los escándalos financieros, además de producir desagradables sorpresas en los inversores, están produciendo entre los economistas un sentimiento escéptico que presumiblemente pueda ser trasladado al necesario regeneracionismo del sistema económico si la Economía resulta una ciencia reducida a cifras. Se insta al desarrollo internacional de leyes de transparencia parecidas a la Ley española 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno