CONTEXTUALIZACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS DE LA ALTERACIÓN DEL TIEMPO EN LA PANDEMIA

La unificación del tiempo en la dimensión humana y su subordinación a la importancia de los acontecimientos externos al individuo es uno de los elementos constitutivos presentes como causa o refuerzo de su debilitamiento. La representación de la realidad externa está íntimamente ligada a la posibilidad que cada persona tiene de confrontarla con lo que percibe como su propia realidad inmersa en un caos de recursos, carencias, fortalezas y debilidades combinadas para alimentar explicaciones que se consolidan como creencias y/o convicciones, generalmente dentro del rango de lo esperado o aceptado por el entorno. La educación y los juicios externos cumplen la función social necesaria al contener cualquier posibilidad de distanciamiento de lo que debería ser, constituyendo una hiperestructura que contiene y permite, exige y favorece, mediante un elemento extraño que pasa casi desapercibido: la utilización del tiempo en la fijación de hábitos, rutinas y costumbres. La pandemia, a través de sus restricciones, distanciamiento físico y activación de lo instintivo para garantizar la autoconservación, ha devuelto al tiempo su dimensión subjetiva y al individuo la posibilidad de subjetivarse en una vuelta a la confianza en su percepción, reescribiendo los significados de conflicto, ser, relación, paternidad, hijo, estudiante, empleado y jerarquía