Dos centros de pensamiento para el manejo y conservación del Parque Cahuinarí

Este artículo busca explicitar la complejidad del proceso de interrelación entre un grupo étnico minoritario y la sociedad nacional en el contexto de una historia de desencuentros y fricciones, en dónde la Unidad de Parques aparece tan sólo hace poco más de diez años. Tratamos de evitar caer, por una parte, en el facilismo de presentar un convenio con un grupo étnico simplemente como un “éxito” de la política de participación social en la conservación, y, por otro lado, de caer en explicaciones sociológicas homogenizantes. En junio de 2001 se suscribió el “Convenio interadministrativo para la coordinación de la función publica de la conservación y manejo del área del Parque Nacional Natural Cahuinarí, entre el Ministerio del Medio Ambiente y la autoridad pública miraña” (ver texto completo del convenio en Apéndice). Este convenio crea un antecedente importante que ha de tener repercusiones para el manejo de otras áreas de superposición de parques y resguardos indígenas, particularmente en la región de Amazonia-Orinoquia. Desde la creación del Parque Cahuinarí en 1987 y del Resguardo Predio Putumayo en 1988 (superpuesto sobre un 85% del área del Parque), las relaciones entre los miraña y la autoridad ambiental (Inderena, Unidad de Parques del Ministerio del Medio Ambiente) han ido desde la oposición abierta hasta tentativas de acuerdos que no lograban cristalizarse, a excepción de algunos acuerdos puntuales en lo local. En el curso de estas relaciones han intervenido otros actores (otros indígenas, organizaciones locales, Ongs, colonos de la Pedrera y Araracuara, mineros), cuya incidencia mencionaremos en su debido momento