Enseñar proyectos arquitectónicos es una práctica especulativa, de pensamiento, creatividad, y moldeada por las contingencias de situaciones adversas. En el salto de lo posmoderno a lo digital, hemos caído en una era de superficie tersa que no opone resistencia intelectual. Los mensajes recibidos en las aulas universitarias, medios y redes sociales se despojan de toda negatividad efectiva, subyugándose a la cultura complaciente del “like”. ¿Cómo evitar una parálisis educativa ante los anestésicos que nos inyecta la sociedad? El autosabotaje proyectual es un producto directo de esta situación anti-troyana y representa la zancadilla pedagógica más recurrente en las clases de proyectos arquitectónicos. Como los estudiantes no están ejercitados...