In memoriam Acerca de la obra del Dr. Baumar Marín Espinoza: Una breve semblanza (nov. 1956-abr. 2021)

La vocación del Dr. Baumar Marín Espinoza (DBM) hacia la investigación de los ecosistemas marino-costeros no inició con sus estudios universitarios, sino que se empezó a gestar durante su pubertad, en nuestro pueblo adoptivo, Güiria (nacimos en Carúpano), en la costa sur de la península de Paria. En el golfo homónimo, Baumar inició la recolección de especies de bivalvos y caracoles para su consumo, pero esta práctica incipiente, luego se trocaría en estudios taxoecológicos los cuales, junto a sus colegas, Antulio Prieto y César Lodeiros, fueron plasmados en una gran obra malacológica (Fig. 1), texto de referencia obligada para los estudios de este interesante grupo zoológico en los mares venezolanos. El DBM fue un ser humano polifacético, pues, paralelo a sus estudios de licenciatura, practicaba la toma y revelado de fotografías, y encuadernaba libros, mientras escuchaba música rock, su género favorito; eventualmente, también soplaba algo de flauta. Llegó a ser buceador avanzado, nivel tres estrellas, y fue quizá la persona que le dio mayor impulso al submarinismo científico desde el Instituto Oceanográfico de Venezuela (IOV). Ya en la Universidad de Oriente, obtuvo su licenciatura en Biología Marina, bajo la asesoría del Prof. Aníbal Vélez (†), investigador del Instituto Oceanográfico de Venezuela; luego, prosiguió sus estudios de maestría, en ese mismo instituto, con el Prof. Luis Urosa (†), lamentablemente fallecido durante el desarrollo de la investigación, la cual el DBM culminaría con el Prof. Alfredo Gómez, del Núcleo de Nueva Esparta. Su fulgurante carrera académica culminó con un doctorado en Canadá, bajo la asesoría del Dr. Julian Dodson, plasmado en un enjundioso estudio sobre la dinámica reproductiva de la lisa (Mugil curema), publicado en Fishery Bulletin, 2003, 101:809-821 (ver referencia 12). Tuve el privilegio de publicar con el DBM, un trabajo innovador en la revista Interciencia, bastante solicitado por otros investigadores extranjeros: Marín, G. & Marín, B. 2011. Figuras innovadoras para la conservación de la diversidad: Marco teórico-conceptual. Interciencia, 36(6):471-476 (ver referencia 35). Una vez que retornó como docente-investigador, adscrito al IOV, jefaturando el Laboratorio de Ictioplancton (Fig. 2), empezó su faceta más productiva, como lo fue la formación de estudiantes de Licenciatura, Maestría y Doctorado (Fig. 3), en Ciencias Marinas, mientras, al alimón, coordinaba proyectos sobre dinámica ictioplanctónica de especies marinas, donde resaltó el estudio poblacional y perspectivas de conservación de la sardina (Sardinella aurita) en los mares nororientales (ver referencias 6, 8, 9, 17, 20, 23, 24 y 27). De igual modo, a través de la empresa universitaria CAMUDOCA, participó en varios estudios de impacto ambiental en el ámbito marino caribeño venezolano, auspiciados por PDVSA. Con miembros de nuestra familia, fundamos la agrupación Pequeños Guardianes del Ambiente (FUNPEGUAM), con el objetivo de aleccionar a los infantes en labores de limpieza de playas, reforestación y conservación de los recursos naturales (Fig. 4). A pesar de las decenas de artículos publicados, coautoría de libros y las innumerables asesorías de alumnos de pregrado y postgrado, tales logros no dibujan la calidad humana del DBM, donde fue un baluarte ejemplificador de trabajo incansable y compañerismo en equipo, pues combinaba, a la perfección, disciplina, constancia y cooperación. Sus decenas de publicaciones (ver bibliografía), asesoría de proyectos, y ponencias y conferencias en congresos nacionales e internacionales, dieron fe de su insigne trayectoria científica, la cual sería reconocida, en el año 2014, al concedérsele en París la medalla Roger Revelle (Fig. 5), avalada por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO, como premio por sus aportes al conocimiento de las ciencias marinas del Caribe. El desmantelamiento y vandalismo contra la infraestructura de todos los núcleos de la Universidad de Oriente (y en general contra varias instituciones universitarias venezolanas), pero muy especialmente la devastación que sufrió el IOV, no mermaron su vocación docente, organizando con colegas y alumnos el rescate de material bibliográfico, instrumentos, reactivos y equipos; de igual modo, siguió impartiendo clases de pregrado y postgrado en recintos improvisados, o también, solicitando combustible para los vehículos que utilizaban en el traslado de las muestras de los diferentes proyectos en curso, en el golfo de Cariaco. En ese peregrinar científico-docente, pescó el Covid 19, virus que en menos de un mes nos lo arrebató físicamente, pero el legado del DBM quedará incólume en sus colegas y pupilos, y sus huellas quedarán impresas en sus dos amados golfos, Cariaco y Paria. De hecho, un panegírico publicado en WSIMAG.COM lo calificó, con justa razón, como “doctor de los mares orientales de Venezuela”. DR. BAUMAR MARÍN ESPINOZA: «En cuanto a los ambientes marino-costeros, la sobrepesca, la proliferación de sitios de veraneo, la expansión de la acuicultura y el cambio climático no son las únicas actividades que pueden causar daño a los hábitat marinos. Las perforaciones de gas y petróleo también. En Venezuela, por ejemplo, la prospección de combustibles en esta década, en el golfo de Paria y al norte de la península homónima, debe estimular la creación de HANOMEN (Hábitat Nodrizas Marino-Estuarinos Necton-Reproductivos), ya que gran parte del litoral oeste y noroeste de este golfo alberga profusos ecosistemas estuarinos que sostienen ricas pesquerías y delicados procesos ecológicos, pues el golfo de Paria es el recipiente natural de las aguas que drenan desde el río Orinoco»