David Hume presentó en un conocido pasaje de su Tratado de la Naturaleza Humana un sencillo argumento contra los filósofos morales de su época que concluían proposiciones normativas a partir de premisas puramente descriptivas (v. g. "Dios existe, entonces no se debe mentir"). A partir de entonces se abrió un abanico de respuestas y objeciones respecto de la validez de estas inferencias, las cuales se deslizan incluso a nuestros días. A través de la defensa del Naturalismo, podemos dar argumentos para rechazar la ley de Hume. Sin embargo, el objetivo de este trabajo no es seguir agregando a una ya bastante considerable pila de argumentos pos y contra de esta ley, sino más bien reconsiderar la discusión a la luz del campo de la Metaética