Después de más de quince años de trabajo en la descripción, clasificación y estudio de las evidencias materiales de las antiguas procedencias en las colecciones de la Biblioteca Histórica –cuando parecía que lo sabíamos casi todo sobre su tipología y variedad –, nos dimos cuenta de que no habíamos reparado en un tipo de marca que, aunque muy inusual en los libros antiguos, no nos era del todo desconocida: la marca de fuego. Esta impronta, resultado de aplicar en los cortes del libro un hierro candente con objeto de marcarla propiedad o el uso,fue práctica frecuente en las bibliotecas conventuales coloniales novohispanas ‐aunque no solo‐ hasta bien iniciado el siglo XIX. La revisión sistemática, a lo largo de todo el año 2022, de nuestro fon...