Neoliberalismo y crisis. Los juegos de guerra de las potencias mundiales

Es normal que en las ciencias sociales se definan etapas históricas que marcan la vida social de la humanidad y pareciera que cada nueva etapa es un reinicio de las relaciones humanas. Esto se establece porque cada etapa es marcada por un nuevo paradigma económico y social, por ejemplo, para Carlos Marx cada modo de producción es marcado por el cambio en las relaciones económicas; el esclavismo se apropia de los hombres para utilizarlos en la producción de la riqueza; el feudalismo se alimenta de la servidumbre de las personas y el capitalismo de la apropiación del trabajo humano para generar más riqueza. Para, otros teóricos los cambios tecnológicos son los precursores de los cambios sociales en los que las sociedades tienen que cambiar sus paradigmas sociales para amoldarse a la realidad tecnológica que se está viviendo. Pero, estas visiones responden al ideal económico ya que el mundo científico ha sido directamente moldeado por el sistema económico imperante, el capitalismo. Este sistema que se basa exclusivamente en la creación y concentración de la riqueza, no considera ningún otro aspecto que se ha construido a lo largo de la historia de las relaciones humanas como las relaciones sociales y la construcción de culturas, aspectos que para los individuos la mayoría de las veces son más importantes que el marco global sistémico que no logran medir ni comprender ni asir, en cambio las relaciones interpersonales y comunales son suyas y las pueden moldear y desarrollar. Estas reflexiones se hacen con el fin de comprender los momentos difíciles que están pasando países que están en las fronteras de los grandes imperios que son utilizados para luchar las guerras de expansión de las grandes metrópolis imperiales. En esos países se enfrentan las dos realidades, la macro dominada totalmente por los imperios y la local donde las diferencias sociales y culturales han sido utilizadas históricamente para enfrentar una región a otra. Pero los efectos de las relaciones político-económicas conflictivas están acelerando la recomposición de las relaciones mundiales