Giovanni Battista Nolli dibujó, en 1748, la Nuova pianta di Roma. De su análisis gráfico se entiende que el geómetra lombardo no sólo valoró la separación entre espacio público y privado sino que incorporó gráficamente al primero el interior de los edificios sagrados. Nolli entendió que las iglesias romanas podrían abrir sus puertas para emplearse como travesías que mejoraran los recorridos urbanos, permitiendo establecer nuevos trayectos y protagonizando arquitectónicamente lo que entendía como paseos cultos. En el siglo XIX, el filósofo Walter Benjamin descubrió el cambio introducido en el París moderno por los pasajes comerciales, y de la mano del poeta Baudelaire, explicó en su libro The Paris of the Second Empire In Baudelaire cuánto l...