El lenguaje utilizado para legitimar la guerra contra Irak (2003), a partir del escenario surgido del 11-S, delata la aplicación de mecanismos de la estrategia clásica de ¿guerra psicológica¿ o ¿política¿, muy característicos de la guerra fría aunque ahora el imaginario del enemigo corresponda al mundo islámico. Ese fenómeno permite constatar, además, una tendencia de creciente deterioro en la función de los medios, ya que éstos parecen haber desestimado la tarea de proteger la estabilidad del sistema democrático y, de hecho, han contribuido al desenfoque de los problemas derivados de los atentados terroristas del 11-S. Las estrategias para regular y dominar la información mundial por parte de los gobiernos occidentales más poderosos no res...