La candidatura de Turquía a estado miembro de la Unión Europea supone un reto para ambas partes. Turquía debe reformarse para adaptar el estado legado por Ataturk a los estándares democráticos y del estado de derecho propios de la Unión Europea, lo que provoca tensiones constantes con los defensores del estado tradicional. La Unión Europea, por su parte, debe resolver cuestiones financieras dado que Turquía, por su pobreza, tendría derecho a enormes sumas en ayudas comunitarias; institucionales, ya que Ankara, a medio plazo, sería la capital del estado más poblado del grupo europeo, lo que conllevaría un peso insititucional al mismo nivel que los ahora estados principales; y en relación con su propia naturaleza, al ser Turquía un estado con...