Colombia tendrá que escoger entre un demagogo y un populista como su próximo presidente. Aunque este dilema parece desconsolador, marca el fin de una era. El auge de los populismos progresistas en América Latina comenzó en la década del 2000. Colombia dio un giro hacia la derecha que lo aisló de la región. Durante esa década se construyeron narrativas sobre Venezuela y el chavismo que aumentaron la popularidad de Álvaro Uribe, el principal benefactor de un nacionalismo ramplón