La enseñanza de las ciencias sociales y de la historia ante la identidad y la globalización

Uno de los retos que posee el tratamiento de la Historia escolar y del tiempo histórico, o del pensamiento espacial y geográfico, en las sociedades actuales, consiste en superar la construcción de un conocimiento escolar de la realidad sustentado en la fugacidad y en la inmediatez.La escuela no puede renegar de su compromiso social y de su protagonismo en un mundo cambiante en el que los grandes movimientos poblacionales, los flujos de bienes, de servicios y capitales nos invitan a los “inter-cambios” eliminando progresivamente barreras físicas para los bienes de consumo y para los capitales pero no para las personas. Por esta razón, la escuela ha de ser sensible a los problemas sociales candentes porque en su seno comienzan a manifestarse las diferencias culturales y los procesos identitarios, base de muchos de los problemas ocurridos en el mundo en el siglo XX y en lo que llevamos del siglo XXI.La función y la práctica docente que se desarrollan en nuestros días no pueden obviar, por tanto, un desafío como el que se manifiesta en las sociedades democráticas. Nos referimos a la revisión de las identidades sustentadas tradicionalmente en  el modelo monolítico y hegemónico del estado-nación a través de conceptos fuertes como espacio, territorio y frontera