Reseña concierto Par-Dos: Música contemporánea: un inevitable claroscuro

Reseña acerca del concierto de Par-Dos, dúo de clarinetes (Colombia), realizado el sábado 18 de marzo de 2017 en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango en Bogotá como parte de la Temporada Nacional de Conciertos del Banco de la República 2017.Música contemporánea: un evitable claroscuro Por Esteban Bernal Carrasquilla* Es una pena que en el país de Lucho Bermúdez, de la cumbia y la chirimía, del porro y la música de banda —esa que atraviesa de la Costa Caribe a las montañas del interior, donde el clarinete es un instrumento fundamental, obligado, ubicuo, un concierto de un dúo de maderas despierte tan poco interés y recepción en el público bogotano. Pareciera como si el carácter popular que de este instrumento hemos hecho en nuestras músicas fuera el gancho para la asistencia a conciertos. Pero ante el asomo de la erudición, tanto el porte del concertista como la respuesta del público pueden ser fríos, muy fríos. El dúo de clarinetes Par-Dos, ensamble que participó en la Serie de Los Jóvenes Intérpretes, enfrentó el pasado sábado 18 de marzo uno de los mayores retos que pueda tener un concertista: una sala casi vacía. Y a pesar de sus calidades musicales, en su concierto quedó al desnudo la impopularidad de la música contemporánea y la particularidad de esa relación músico-oyente. Par-Dos está conformado por dos jóvenes hermanos nariñenses que desde 2015 vienen promoviendo, en sus propias palabras, ‘música colombiana y universal’ en un formato poco común y para el cual hay muy poca música escrita. De entrada, ya esto debería interpelarnos como público y despertar nuestra curiosidad por lo que ellos consideran como universal; o también por el exotismo de escuchar música para dos instrumentos melódicos sin acompañamiento (salvo en una pieza). El repertorio escogido, el cual abarcaba desde el romanticismo temprano hasta la música más actual, pasando por obras con aires colombianos, es sin duda llamativo. Las notas al programa, disponibles semanas antes del concierto y escritas por el maestro Guillermo Gaviria, invitaban a un concierto que retomaba a uno de los compositores más importantes del siglo XX, sonidos cercanos al jazz y referencias al deporte, una de las manifestaciones culturales de mayor acogida en nuestros tiempos. No obstante, la Sala contó con pocos asistentes y el momento de la salida del dúo al escenario fue tan frío como el mismo auditorio a medio llenar. Los hermanos Juan Sebastián y Jaime Alberto Ramírez Fajardo se mostraron algo distantes con el pequeño público que los esperaba. Seguramente esta sorpresa nada agradable les haya causado alguna decepción, y su reacción, desde la primera mirada que se lanzaron entre sí al dar la primera nota y hasta el último soplo proferido, no logró una conexión profunda con la audiencia, repito, a pesar de su gran talento. Iniciaron con un divertimento en cuatro movimientos del compositor contemporáneo Pius Häfliger, una pieza que discurre ente lo gracioso, lo misterioso y lo mágico en sus tres primeras partes, hasta llegar a la verdadera esencia del divertimento (la ligereza, lo divertido) en la última. Una buena pieza para iniciar un recital y una buena ejecución por parte del dúo, pues en todo momento se distinguió el papel de cada instrumento, se escucharon claras cada una de las melodías, se manejaron muy bien las dinámicas y el sonido fue cuidadoso y limpio, inclusive en los difíciles registros altos. Su versión de la Sonata para dos clarinetes de Francis Poulenc (el anunciado compositor importante del siglo XX) hizo honor a aquello que caracterizó al grupo de compositores conocido como ‘Les Six’ (Georges Auric, Louis Durey, Arthur Honegger, Darius Milhaud, Francis Poulenc, Germaine Tailleferre, Jean Cocteau y Erik Satie). Con una interpretación refinada y a la vez energética de unas líneas melódicas carentes de esa expresividad exacerbada que los anteriores impresionistas con Claude Debussy a su cabeza habían impuesto en la música francesa de finales del siglo XIX y principios del XX, se reveló la brillantez, la sencillez, la claridad y lo no pretencioso de Poulenc como ‘espíritu rector’ de ‘Les Six’, como nos cuenta el musicólogo Joseph Machlis. En esta obra, Par-Dos mantuvo con firmeza su propuesta cuidadosa, sostenida y bien ensamblada, y expuso tanto la versatilidad del clarinete y sus múltiples posibilidades en la ‘nueva música’, como una de las esencias de aquello que es catalogado como ‘música contemporánea’. Pero superada la ansiedad y la excitación del inicio del concierto, espacio que se roba gran parte de la atención y concentración del concertista, y puesto sobre la mesa que el pequeño público compuesto casi solo por familiares y algunos niños y jóvenes no era esa audiencia especializada y conocedora del repertorio, el recital entró en una especie de letargo. Y este se mantuvo justo hasta el final, donde llegó una pequeña luz que fue, desafortunadamente, efímera. De la interpretación del Jazz set para dos clarinetes de William Overton Smith, el Dúo concertante de Carl Baerman y Yellow Jersey de Libby Larsen no hay mucho de positivo por decir, pues se notó la desconcentración de los clarinetistas. Hubo desbalance con el piano acompañante en la obra de Baerman, además de ruido en los sobreagudos y algunas notas falsas en las piezas. La obra de Larsen, inspirada en las victorias del pedalista estadounidense Lance Armstrong, era la excusa perfecta para romper ese témpano de hielo que desde el inicio se formó entre los concertistas y la audiencia (responsabilidad de ambas partes), pero la oportunidad de explicar al público la obra y atraparlo fue desaprovechada olímpicamente. La pequeña luz llegó con los temas del compositor colombiano Mauricio Murcia, que nos recordaron por tan solo un instante la familiaridad del clarinete. Para que rindan fruto estos nobles esfuerzos que hacen nuestros jóvenes músicos por reivindicar la importancia de la música contemporánea y para que se mantenga sólida esa relación músico-oyente, es necesaria más pedagogía por parte de los concertistas para volver más familiar y cercano el repertorio a los públicos. Pero también, más asistencia a este tipo de conciertos. Así, nos aseguraremos de que no nos pasará lo que a la pianista Berthe Trépat, a quien nos recuerda Julio Cortázar en Rayuela como una concertista incomprendida y solitaria que tocaba una música ininteligible para un público inexistente. Reseña sobre el concierto del dúo de clarinetes Par-Dos en el marco de la Serie de los Jóvenes Intérpretes ofrecido en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango el sábado 18 de marzo de 2017. * Esteban Bernal Carrasquilla. Guitarrista clásico egresado de la Universidad Javeriana y magíster en relaciones internacionales de la misma institución. Su tesis de maestría es una investigación acerca del papel que desempeñó el jazz en la Guerra Fría como una herramienta de política exterior de los Estados Unidos desde la diplomacia pública/cultural. Tiene experiencia como asesor de diplomacia cultural en la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores. También como gestor de proyectos educativos en comunicación, lenguaje e información en la Universidad Javeriana. Es programador, libretista y locutor en la franja de jazz de Javeriana Estéreo y conduce su propio programa, Los Embajadores del Jazz, en la UN Radio (emisora de la Universidad Nacional)