Han pasado treinta y cinco años desde el estreno de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) a su secuela, Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve, 2017) y, eso, nos proporciona la oportunidad de observar en qué medida los cambios acaecidos en nuestra cultura han modificado el discurso de una de las tramas de ciencia ficción que con mayor énfasis representó el temor a los efectos adversos del progreso. Desde una perspectiva sociológica y comunicológica, el análisis comparativo de ambos filmes demuestra que el alarmismo apocalíptico que impregnó al género la mayor parte del siglo pasado ha dado paso a una visión más lúcida y completa de los riesgos, posibilidades y dilemas que suscita el avance tecno-científico, confirmando el valor del cine de ciencia...