Los niños frente al conflicto social: una perspectiva desde la psiquiatría infantil

Después de escuchar las historias de David y Laura, intento interpretar como nuestros niños y adolescentes perciben la realidad social que vivimos día a día en nuestro departamento y quizá en otras regiones del país. David creció con sus abuelos, luego de que sus padres se separaron. Tiene tan solo 14 años, su rutina preferida es salir a marchar en las jornadas de protesta, en el marco del paro nacional. Durante la entrevista, relata: “mi familia no quiere que salga tanto a la calle, pero yo me siento bien, hay peligro, pero tengo mi parche y entre todos nos cuidamos, en este país no hay futuro para nadie, ni estudio, ni trabajo, ni un salario que alcance, mi abuelo tiene una pensión que no alcanza, si uno se muere, al menos hizo algo importante, por eso no hay miedo” (1). Más tarde ingresa a la consulta Laura, ella tiene 9 años, relata que en las noches tiene pesadillas y no duerme bien, me pregunta ¿usted cree que los policías son malos?, mi papá es policía, me miraba como esperando un comentario. En ese momento empecé a analizar que sus certezas, así como las de tantos niños provienen de sus historias familiares, del quehacer pedagógico que interactúa con su pensamiento infantil, del barrio en el que habitan, si son campesinos, indígenas, estudian en colegios privados o públicos, son producto de sus interacciones y las relaciones de su cotidianidad