En términos institucionales, una grave limitación afecta la formación filosófica actual. Se origina, sospecho, en la creencia consolidada de que se puede y debe dominar la esencia última del pensamiento a partir de una visión historiográfica lineal que asocia, invariablemente, grandes nombres propios con sintagmas característicos que habrían incidido, de una vez y para siempre, en la historia del pensamiento tomado como un todo. Nada más alejado de esa estrechez de miras se encuentra el pensamiento vivo. De Marx a Foucault se ha buscado situar el pensamiento a partir de prácticas concretas, donde los grandes nombres propios resultaban más bien secundarios, cuando no prescindibles. Hasta Badiou, que es uno de los más vitales reivindicadores ...