No recuerdo en qué momento se dañó el vínculo que nos unía; en mi memoria solo está presente aquella discusión irrelevante que ocasionó esta indiferencia que fue creciendo entre las dos. Quiero remediar las cosas contigo y esta carta es el medio que encontré para hacerlo. No es nada fácil. No encuentro las palabras precisas para llegar a ti. Solo sé que necesito contarte lo que siento. Extraño mucho hablar contigo y el silencio me está consumiendo. Estos últimos meses que han pasado, no han sido nada tranquilos. Y te pido perdón por eso, sé que en parte ha sido culpa mía. Estás atravesando por muchos cambios en tu vida y no te he aconsejado como una madre debería; no pienses que no te comprendo porque también pasé por eso, también fui joven...