Guiados por el lógos de la musa filosófica, hemos encontrado, de forma repentina e inesperada, tres maravillosos tesoros, a saber: que la esencia de la filosofía, de las filósofas y de los filósofos—de ayer, de hoy y de mañana—se halla en el todo que conforman la vida, las obras y los herederos de Platón; que el principio supremo de la filosofía platónica es la idea de lo bueno en-sí-mismo, cuya revelación última se halla atesorada, de manera fantástica, en las tres imágenes-icónicas—las del sol, la línea y la caverna—que constituyen el centro del diálogo República y, de forma dialéctica, en las tres ideas en-sí-mismas—las de justicia, belleza y verdad—que boniforman la totalidad del diálogo Filebo; y que el método con el que nos es digno y...