Aunque rigurosamente estructurada en su cronología y densa en su tiempo, la historia de La Celestina es, ante todo, la historia de un tiempo caótico, de un no-tiempo. Tejedora de los amores entre los personajes de la Tragicomedia , la « maga sagrada, síbila secreta » Celestina, les condena a todos al círculo infernal del eterno retorno. Les remite, muy a pesar suyo, a una proto-historia que la sociedad inquisitorial en la que viven (el autor se encarga de recordarnos que la instauración del Santo Oficio se remonta a unos veinte desgraciados años) no les perdona. La « conversión de Pármeno » (auto VII) les define como seres inscritos bajo el sello de lo transitorio, de la mutación, de la duplicidad; son seres incapaces de adaptarse al molde ...