El cuerpo es una construcción social. Esa noción se manifiesta como un fragmento. Fragmentos como signos que eluden la memoria como identidad y que se pseudojustifican en los instantes “sublimes” del consumo. Es el yo centrífugo descompuesto. Como consecuencia, es el fin del arte como una propuesta unitaria y totalizadora, “católica” en el sentido griego de universal.. En la sociedad de consumo, el cuerpo funciona en un espacio, pero en él que no se vive sino como roles troceados. Esta podría ser una de las claves del arte contemporáneo, que le parece a algunos ininteligible, sin valor, precisamente por mostrar una realidad de la que no se guardia distancia para tratar de entenderla críticamente, para poder imaginar otras posibles.The conce...