En la superficie de la cotidianeidad el juego se nos aparece como un fenómeno humano vinculado al recreo, la disten- sión, el ocio y la infancia y como tal, opuesto al pensamiento de carácter reflexivo, maduro, racional y consciente. Sin embargo, tal como nos plantea Eugen Fink, cuando lo obvio adquiere el carácter de problemático, es cuando emerge la filosofía en plenitud, cosa que acontece, en forma de con- moción y asombro, cuando en el análisis del juego (aquello inútil por esencia), se constata la soberanía de la actividad lúdica en la emergencia de la cultura, como aquello que conecta con la otredad, lo separado-inseparable y lo que realiza la irrealidad. La invitación, es por tanto a efectuar una relectura del juego como un fenómeno ...