Caminos, mulas y refugios en los Andes : el testimonio de Eugenio de Sartiges y sus contemporaneos (1833)

El francés Eugenio de Sartiges fue al Perú en 1833 desde Brasil. Este vizconde, que frizaba los veinte años, caminante adelantado, exploró los más lejanos confines de la Cordillera de los Andes. Su testimonio, que conllevó al redescubrimiento de las ruinas Incas Choqek'iraw, es muy preciso sobre el estado de las carreteras, sistemas de desplazamiento y las etapas de una región descubierta por él el mismo año que otra viajera quien obtendrá gran renombre, Flora Tristán. Un cuaderno de bitácora es llevado a cabo el mismo año por el sacerdote español José María Blanco, quien acompañaba al Presidente de la República, el general Orbegoso. El paralelismo entre este testimonio y el análisis preciso de la información aportada por Sartiges permiten hacer un inventario de las prácticas y de la percepción de los transportes antes de que la introducción del ferrocarril aparezca como un imperativo absoluto a medidados del siglo XIX.Le Français Eugène de Sartiges se rendit au Pérou en 1833 depuis le Brésil. Ce vicomte d’une vingtaine d’années, routard avant l’heure, a exploré les coins les plus reculés de la cordillère des Andes. Son témoignage, qui a permis la redécouverte du site inca de Choqek’iraw, est très précis sur l’état des chemins, les moyens de déplacement, les étapes d’un pays qu’il découvre la même année qu’une autre voyageuse devenue plus illustre, Flora Tristan. La mise en parallèle des deux récits contradictoires et l’analyse des informations précises rapportées par Sartiges permettent de faire un état des lieux des pratiques et de la perception des transports avant que l’implantation du chemin de fer n’apparaisse comme un impératif absolu au milieu du XIXe siècle