Merced a los inventarios de bienes de la ciudad de Burgos a lo largo del Setecientos, se accede a las disponibilidades de dinero en efectivo y a los tipos de monedas que los hogares atesoraban en el interior de sus viviendas. No en todos ellos hallamos liquidez monetaria. A la postre, la tipología del numerario diferenciaba, de manera notoria, a quienes, ya fuera al hilo de su óbito o en sus existencias cotidianas, eran poseedores de “buena” moneda –en plata y en oro– de aquellos que únicamente disponían de vellón, la “mala” moneda. Empero, los hogares acaparaban los metales “nobles” no sólo a través del numerario sino también en las cuberterías, en los relojes, en las alhajas y adornos personales, en algunos pertrechos religiosos, etcétera...