La imposición sobre los servicios digitales en la Unión Europea y en el ámbito nacional

Se empieza a hablar por primera vez de economía digital en 1996, con el trabajo de Tapscott, y en el informe de The Emerging Digital Economy, intentando transmitir que la economía digital se puede considerar como un sistema económico, cuyas principales características se centran en un espacio inteligente formado por información, herramientas para su acceso y tratamiento y su comunicación. Las partes que componen esta economía digital se basan en el tratamiento de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), el comercio electrónico, la distribución de bienes y servicios, así como de contenidos y venta de bienes tangibles. Esta nueva economía, como se indica anteriormente, se apoya en las TIC, potenciadas por la aparición de internet, que ha hecho que surjan nuevos negocios online, revolucionando la venta de bienes y la prestación de servicios, la publicidad, los servicios de pagos y otros nuevos servicios que se verán en los siguientes apartados. Estos nuevos negocios generan una nueva fiscalidad que presenta cierta complejidad a la hora de gravar las diferentes operaciones que se realizan debido a su volatilidad, a negocios multilaterales que se generan, posibles monopolios u oligopolios, etc