MONSEÑOR ROMERO Y LA CULTURA DE PAZ EN EL SALVADOR

En 2017 convergieron dos efemérides trascendentales para el pueblo salvadoreño: el 25 aniversario de los Acuerdos de Paz de 1992 y el centenario del natalicio de Monseñor Romero, canonizado en este mismo año. Dichas efemérides deben ser recordadas en un acto de memoria histórica colectiva de liberación, como momentos portadores de luz en medio de la oscuridad del presente y grávidos de utopía que anticiparon otro mundo posible; como memoria subversiva de las víctimas y rehabilitación de su dignidad negada; como punto de partida de un proyecto de nueva sociedad basada en una cultura de paz, una política de justicia y una economía tendente a la igualdad en todos los terrenos. El itinerario a seguir en este artículo es el siguiente: empezaré con una breve reflexión sobre la paz como bien preciado, al tiempo que frágil y quebradizo. A continuación me referiré a su contrapunto, la violencia y las diferentes formas que reviste, según el análisis de Ignacio Ellacuría. Posteriormente expondré el pensamiento y la praxis de Monseñor Romero en torno a los derechos humanos, su crítica a los diferentes tipos de violencia y su propuesta de construcción de una cultura de paz basada en la justicia. Responderé a la pregunta por qué lo mataron. Terminaré con una reflexión sobre el significado de monseñor Romero hoy, 37 años después de su asesinato