Del contrato del Catatumbo

El 3 de marzo de 1931 se celebró un contrato entre el gobierno colombiano —representado por el entonces ministro de Industrias, Francisco José Chaux Ferrer (1889-1976)— y las compañías norteamericanas Colombian Petroleum Company y South American Gulf Oil Company—representadas por Clarence S. T. Folsom. A pesar de las múltiples discusiones, controversias y oposición de distintos sectores a la celebración de este contrato, el congreso nacional lo aprobó el 20 de junio de ese mismo año, a través de la Ley 80. Entre los muchos argumentos presentados en contra de la contratación estaban los costos que debía asumir el Estado colombiano para garantizar la seguridad de la petrolera. La Gulf pagaría a Colombia regalías anuales por $25.000, pero se estimaba que el gasto de protección a la compañía sería aún mayor, pues la región del Catatumbo no había sido colonizada aún: sus habitantes —y dueños naturales— eran los indígenas motilones. Esto supuso un problema porque el territorio cedido (más de 35 mil hectáreas) entraría, entonces, en disputa con un pueblo que "no perdona con sus flechas a ningún blanco que ose penetrar en sus dominios" (“Lo del Catatumbo”, 21 de marzo de 1931, número 6993). Para resolver la situación, la nación había determinado a través de la clausula XIX del contrato que: "El Gobierno les prestará a las Compañías contratantes la protección debida para prevenir o repeler la hostilidad o los ataques de las tribus de motilones o salvajes que moran en las regiones de que hacen parte los terrenos materia de este contrato, lo que hará por medio de cuerpos de policía armada o de la fuerza pública en cuanto sea necesario". El previsible conflicto entre las comunidades indígenas y las petroleras que contaban con pleno apoyo estatal, llamó la atención en junio, antes de que se aprobara el contrato. Sobre este, Jorge Eliecer Gaitán Ayala (1903-1948) señaló que la declaración de utilidad pública y la cesión de soberanía a la petrolera perjudicaría a "los colonos y los indios motilones, que... se verán despojados de sus tierras, de sus riquezas laboriosamente cultivadas a nombre de una industria que pertenece a los fuertes, a los poderosos" ("El R. Gaitán atacó ayer el contrato sobre Catatumbo", 6 de junio de 1931, número 7067). En la misma sesión, se leyó una carta enviada por Manuel Quintín Lame Chantre (1880-1967), en la que el líder indígena denunció los terribles atropellos que se cometerían de ser aprobado el contrato, justificados por la clausula XIX. Aunque no se publicó el memorial de Lame a la Cámara de Representantes, se aludió a él en la caricatura de Ricardo Rendón publicada en el número 7068 de "El Tiempo". Cabe anotar cómo las variaciones de título y pie de imagen entre el original de arte y la publicación en prensa aportan matices diferentes a la propuesta irónica de la imagen