Con tinta indeleble

El 7 de agosto de 1930, Enrique Olaya Herrera (1880-1937) se posesionó como presidente de la república. Este fue un momento histórico porque Olaya era el primer mandatario liberal después de 40 años de Hegemonía Conservadora. Las dificultades que encontró el Partido Conservador para presentar un único candidato a los comicios presidenciales, así como la crisis integral provocada por la administración de Miguel Abadía Méndez (1867-1947), restaron credibilidad y confianza del electorado a esa colectividad. La presidencia de Olaya, entonces, significó la promesa de un régimen nuevo, con nuevas ideas y más acorde a las realidades contemporáneas del país. Para conocer más al respecto, siga el enlace: http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/r_rendon/id/470 Olaya, sin embargo, debía gobernar con un congreso de oposición, de mayorías conservadoras. Por eso, su programa de "Concentración Nacional" propuso una presidencia libre de intereses partidaristas, una presidencia republicana, preocupada por resolver los problemas económicos y políticos de la nación con el apoyo de liberales y conservadores por igual. Uno de los principales impulsores de la candidatura y posterior presidencia de Olaya fue "El Tiempo", periódico liberal que, a un año de las elecciones presidenciales, recordó a sus electores la importancia del sufragio como herramienta de la nueva cultura democrática impulsada por la política olayista: "El restablecimiento de la ilusión democrática ha sido así uno de los grandes hechos sociales de que pueda ufanarse el [P]artido [L]iberal de Colombia, y ha bastado que su triunfo inicial abriera al país una nueva era de equidad, justicia y decoro para que grandes grupos que antes permanecieron marginados dentro del panorama político, volviera, con una fe antigua, a los caminos de la urna, rehabilitada y defendida (…) Sobre el organismo de la república, labrada por tantos años de dolor y de espera, una fuerza social hace su camino, y como un gran hormiguero humano se da estatutos de eficacia y de orden: es el liberalismo-partido que viene a reemplazar dentro del cuadro democrático al antiguo club liberal (…) La elección de hoy —trascendental para los destinos de Colombia— va a traducir a votos el vigor del liberalismo. Ese vigor no es un tumulto sino una milicia, una milicia cívica que no permite la violencia propia ni la violencia ajena, porque es una conciencia que va a obtener y hacer respetar su victoria” (“La jornada de hoy y su significación política”, 1 de febrero de 1931, número 6945). Las declaraciones fueron hechas en el contexto de las elecciones para diputados que se llevarían a cabo ese día, pues a partir de ellas se esperaba que el liberalismo ganara más presencia en la representación política nacional. En ese mismo número, Ricardo Rendón animó a los electores liberales a votar y, con ello, "a triunfar". La caricatura de Rendón aludió a una novedad de la época: la introducción del dedo índice en un recipiente con tinta indeleble para evitar que los ciudadanos votaran varias veces durante una misma jornada electoral. El triunfo liberal sería escrito, según el artista, con esta misma tinta. Esta caricatura fue acompañada por otra, en la que ese mismo dedo, símbolo de la mayoría liberal, imponía la ceniza al cráneo de la Hegemonía Conservadora, como en el ritual del Miércoles de Ceniza, en que se recuerda a los católicos la inminencia de la muerte