Fauna vasquista, núm. 1

El debate por las candidaturas presidenciales para el año de 1930 mantuvo enfrentados a dos aspirantes por el conservadurismo: Guillermo Valencia (1873-1943) y Alfredo Vásquez Cobo (1869-1941). Poeta y militar se enfrentaron por el aval de su partido, dividiéndolo en dos tendencias que, en su momento, representaron dos modos distintos de asumir el poder: el civilismo y el autoritarismo. En medio de la pugna, el liberalismo —que no contaba todavía con un candidato propio— criticó con mayor dureza a Vásquez por cuenta de las estrategias corruptas con que se quería imponer (como la instrumentalización de la religión), así como su polémico pasado en la administración pública, que ponía en duda su idoneidad para ejercer como primer mandatario. El enfrentamiento fue expuesto, entonces, como una pugna entre civilización y barbarie. En medio de una polémica en el Congreso —en la cual se vinculó a Vásquez con peculado y malos manejos de las minas de Supía y Marmato a comienzos del siglo— se sugirió este sentido en la descripción de la mayoría asistente, compuesta por "conservadores de todos los matices, adictos a todas las candidaturas; la aristocracia de la inteligencia que sigue al payanés esclarecido y la fauna vasquista" (“Continua la tremenda ofensiva contra el general Vásquez Cobo en la cámara”, 14 de agosto, núm. 6421 de El Tiempo). A partir de entonces nació "la fauna vasquista" como manera despectiva de referir a los simpatizantes de Vásquez Cobo. Ricardo Rendón utilizó ese rótulo —fauna vasquista— como punto de inicio para una serie de caricaturas en las que criticó varios aspectos de la candidatura de Vásquez. Así, en la caricatura publicada el 12 de septiembre de 1929, número 6450, representó a uno de los periódicos partidistas que apoyaban la candidatura de Vásquez como un molusco, un caracol que avanzaba lentamente hacia el Palacio de la Carrera —actual Casa de Nariño—