La sesión secreta de Montalvo sobre el Catatumbo

En 1928, la opinión pública liberal puso especial atención a los debates relacionados con la reglamentación de la industria petrolera colombiana, pues ese año hubo fuertes controversias con la entrada en vigencia de la Ley 84 de 1927 a través del Decreto 150 de 1928. Con estas medidas, el Estado colombiano reglamentó e impuso condiciones para la explotación petrolera en el territorio nacional, así como los montos de las regalías que debían ser pagadas al gobierno por el desarrollo de esta actividad. En palabras del ministro de Industrias en aquel momento, José Antonio Montalvo Berbeo (1892-1970), la esencia de estas disposiciones legales era: "respeto a la propiedad privada, reconocimiento de los derechos adquiridos, amplitud para que los particulares entren en negocios con la nación, siempre que cuenten con capacidad técnica y financiera para hacerlo, defensa de la seguridad nacional y defensa de la participación que al Estado ha de corresponderle en las explotaciones petrolíferas y en las demás ramas de estas actividades industriales” (1 de noviembre de 1928, núm. 6144 de El Tiempo). La ley de petróleos tenía, entonces, un fuerte carácter nacionalista que buscaba preservar y garantizar las riquezas de la nación, pero que parecía reñir con los intereses de los mayores petroleros: inversores estadounidenses. No obstante el ímpetu nacionalista que sostuvo el gobierno de Miguel Abadía Méndez (1867-1947) en este asunto, las disposiciones legales mencionadas fueron suspendidas el 1 de junio de 1928 a través del Decreto 1015 de ese mismo año. Así, la vigencia de la ley de petróleos quedó suspendida —al igual que las negociaciones de contratos y el debate sobre la concesión Barco— mientras la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado evaluaban las demandas ciudadanas en contra del decreto 150. A la confusión por estas circunstancias relacionadas con la industria petrolera se sumaron polémicas por la aparente crisis fiscal que enfrentaba el país a causa de la mala administración en términos de obras públicas y deuda externa. El país parecía acumular empréstitos con prestamistas estadounidenses, quienes utilizaban esta circunstancia, al parecer, para ejercer presión y derogar la ley de petróleos que no convenía a sus intereses comerciales. Así, la opinión pública especuló sobre las peligrosas conexiones entre la naciente industria petrolera, el déficit económico y un controversial plan secesionista en la región del Catatumbo. Para conocer más al respecto, siga el enlace: http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/r_rendon/id/419 Ante la especulación y la confusión, la redacción de El Tiempo publicó las sesiones secretas del Congreso que citaron a los ministros de Industrias, Economía y Obras Públicas para discutir las cuestiones señaladas. Desde el 31 de octubre de 1928 y en ediciones posteriores (especialmente los días 1, 7 y 8 de noviembre), El Tiempo informó al país sobre los debates políticos que trataron temas de empréstitos, deuda externa, obras públicas, petróleos y la conspiración secesionista de El Catatumbo. Sobre esta última se dedicó la sesión secreta publicada el 8 de noviembre, núm. 6151, sobre la que se comentó: "...no revistió los caracteres de intensidad de la anterior, porque los senadores que tomaron parte en el debate sobre la posible formación de la república del Zulia [secesión del Catatumbo], se limitaron a aconsejar las medidas que debía tomar el gobierno para prevenir una nueva desmembración del territorio..." ("Sesión del senado"). Dentro de este panorama, Ricardo Rendón publicó una caricatura en el número 6155 de El Tiempo (12 de noviembre de 1928), en la cual representó "la política del petróleo". En la imagen, tanto el ministro Montalvo como los Honorables Representantes del Congreso fueron representados como avestruces que "esconden la cabeza" frente al discurso del "Tío Sam", símbolo de los intereses comerciales norteamericanos y, en este caso, de sus intereses petroleros. De esta forma, el caricaturista interpretó la actitud de los políticos colombianos como una de temor frente a la amenaza, como quien trata de ignorar los inminentes peligros: como lo era entonces una posible vulneración de la soberanía colombiana en su región petrolera más prometedora. Finalmente, cabe destacar que en la sesión secreta del senado llevada a cabo el día de la publicación de la caricatura —publicada el día después— se anunció que el Senado había aprobado una proposición por medio de la cual se autorizaba al Gobierno para la celebración de un contrato con la Gulf Oil Co., a través de la cual iniciarían las actividades de explotación petrolera en las reservas de El Catatumbo. Según Montalvo, solo así se podría conservar la soberanía colombiana sobre el territorio y evitar las tramas secesionistas