Don Tancredo Piedrahita

En febrero de 1928 se informó que Bogotá enfrentaba una crisis económica sin precedentes por cuenta de las deudas contraídas en las empresas públicas, especialmente en la del tranvía, y las hipotecas que recaían sobre las rentas del municipio. En la prensa liberal se comentó que la deuda del tranvía alcanzaba los $400.000 y, a modo de crítica, que la culpa de la situación estaba en la desorganización de las empresas municipales: administradas de acuerdo con un criterio político (nepotismo y 'rosca'), no técnico. Sobre la postura del alcalde, José María Piedrahita, frente a este problema, "El Tiempo" señaló: "El alcalde, doctor Piedrahita, hizo una larga exposición sobre las causas que estima son generadoras de tal situación y durante más de una hora estuvo pugnando por demostrar al cabildo que la actual administración municipal no ha tenido la menor culpa en el pavoroso desastre que se ve venir encima de Bogotá” (“En el concejo hubo ayer una agitada sesión”, 1 de febrero de 1928, número 5874). De esta forma, se hizo evidente que el burgomaestre quería evadir la culpa por la penosa situación de la ciudad. Ricardo Rendón aludió a este hecho en la caricatura publicada en el número 5828 de "El Espectador". En dicha oportunidad, el caricaturista representó la evasión del alcalde a través de una comparación con el lance taurino de "don Tancredo", truco en el que un individuo esperaba al toro subido sobre un pedestal, en medio del coso taurino. Cabe anotar, adicionalmente, que bajo la constitución de 1886 —vigente en el momento— la alcaldía era un nombramiento hecho por el gobernador, quien a su vez era nombrado por el presidente; de ahí que se acusara a la 'rosca' (preferencias) como una de las causas de la mala administración