Una mala jugada. —Me parece, señor, que ahora sí va a perder usted la partida…, digo, el partido

Como herramienta de defensa contra las acusaciones hechas a su gobierno, y en vista de la crisis ministerial que experimentó por esos días, Marco Fidel Suárez (1855-1927) remitió una serie de cartas al director de la Imprenta Nacional a partir del 3 de septiembre de 1921, para ser publicadas en "El Diario oficial". En ellas, el entonces presidente de la república aclaró sus opiniones respecto a las controversias que estaban afectando negativamente su imagen pública. "La República" hizo seguimiento a las misivas del presidente, que fueron reproducidas a partir del 8 de septiembre en las ediciones 150 a 160, y Ricardo Rendón ilustró la situación en varias de las caricaturas publicadas en el mismo periódico, específicamente en los números correspondientes al 9, 13, 16, 17 y 20 de ese mes. En esta última fecha, el caricaturista interpretó la difícil situación del presidente Suárez en relación con la opinión pública, pues las cartas que debían limpiar su imagen estaban siendo censuradas por parte de los periódicos en donde se desarrollaba la discusión política. El descrédito provocado por las acusaciones contra el régimen resultaba mayor que la influencia de las cartas. De ahí que estas últimas se representaran en la imagen como piezas de una baraja, en medio de una partida que el presidente estaba perdiendo. Finalmente, el enfrentamiento contra su más grande oponente, la opinión pública, mermó la reputación y credibilidad de Suárez. Por otro lado, en ese mismo número (160), se informó la conformación de un nuevo gabinete ministerial sin consulta previa a los designados. Desde la redacción del periódico, este movimiento político se interpretó como manejo de crisis, pues el presidente había nombrado a varios de sus opositores —José Vicente Concha (1867-1929) como ministro de Relaciones Exteriores y Pedro José Berrío (1865-1950) como ministro de Hacienda— para obtener el favor de la disidencia conservadora, cuya base seguía creciendo dentro del partido. De ahí que el “partido perdido” hiciera referencia a la creciente división en el conservadurismo y a la pérdida de apoyo que, aparentemente, sufría el primer mandatario. Para ampliar la información al respecto, siga el enlace: http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/r_rendon/id/1