Los siete pecados capitales. La autopsia del candidato

El 28 de enero de 1922, Alfonso Villegas Restrepo (1884-1945) anunció su partida para la Costa Atlántica y Medellín, en ocasión de una “gira eleccionaria” que haría campaña al candidato presidencial de la coalición progresista, Benjamín Herrera (1850-1924). A pesar de los esfuerzos, el candidato conservador Pedro Nel Ospina (1858-1927) ganó la contienda electoral; esto generó descontento entre los movimientos liberales que veían en él una continuación de regímenes despóticos y corruptos. Para ampliar la información al respecto, siga el enlace: http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/r_rendon/id/226 Durante su gira eleccionaria y ante las concentraciones que concurrieron a verlo, Villegas Restrepo recordó algunas acusaciones que se le hicieron a Ospina en su periodo de campaña. Estos cargos fueron resumidos por el periodista en su columna editorial del 16 de febrero (“El Proceso”), número 289 de “La República”. En pocas palabras, se criticó la asociación del candidato con el expresidente Marco Fidel Suárez (1855-1927); la explotación del sentimiento religioso con fines políticos; el peligro que este personaje representaba para el Tesoro Público —teniendo en cuenta los múltiples escándalos por fraude que había protagonizado—; el uso de sus designaciones políticas para beneficiar a compañías petroleras; su falta de compromiso con el servicio a la patria y, en general, su falta de aptitudes para ejercer eficientemente como primer mandatario. Ante la suspicacia de los defensores ospinistas, el director de “La República” se propuso sustentar sus acusaciones. Por ello, los artículos que hicieron parte de la sección “Glosas al vuelo” en los días 17, 18, 20 y 21 de febrero, números 290 a 293, expusieron varias pruebas (comunicaciones o telegramas) que recordaban a los lectores las controversias económicas y legales protagonizadas por Ospina. El día 22 de ese mes, Ricardo Rendón comparó el análisis minucioso que Villegas Restrepo estaba haciendo sobre la reprochable conducta del candidato con una autopsia en la que se examinaba el interior de Ospina para encontrar el origen de la “enfermedad”: los cargos que pesaban en su contra, y que se representaban en las vísceras del examinado. Cabe mencionar que, constantemente, el mismo Villegas Restrepo comparaba sus análisis con una labor disectiva: “Vamos a poner, con ese desenfado insolente (…) a Herrera y a Ospina sobre la mesa fría de disección”. (20 de enero de 1922, número 263). De ahí que la imagen propuesta por el caricaturista estuviese inspirada en el sentido figurado de la expresión, y concibiera como sustento de esta labor crítica una actitud de atrevimiento, soportada en la contundencia de los argumentos