Es un hecho bien establecido que los vínculos entre humanidad y mundo natural –entre seres humanos y otras especies– no son estables, aunque cambien muy lentamente. Esto influye en nuestro conocimiento acerca del medio, en nuestro lugar en él, y en cómo alteramos su desarrollo o contribuimos a su colapso. Asimismo, las maneras en que construimos simbólicamente nuestras ideas acerca de los animales y las emociones que estos despiertan en nosotros no solo condicionan nuestras actitudes hacia ellos, sino que también pueden transformar nuestra experiencia de la ciencia, la religión y la sociedad, sobre todo en los casos en que adscribimos atributos humanos a otras especies.Fil: Burucúa, José Emilio. Academia Nacional de la Historia; ArgentinaFi...