Sermon de la Purissima concepcion que predicó en la Iglesia Cathedral de la ciudad de Puebla de los Angeles el M.R.P. Fr. Manuel de Argüello, Lector jubilado, de la Regular Observancia de N.P. San Francisco, Qualificador de el Santo Officio y Ministro Provincial de la Provincia de el Santo Evangelio de esta Nueva España. Dedicalo al que leyere, y huviere leydo el P. Fray Joseph Xardon Lector de Prima y Guardian del Convento de Tlaxcala

La herencia española de la devoción mariana en México se desarrolló desde la conquista y establecimiento de la Nueva España hasta nuestros días y sigue siendo una realidad reflejada en las vastas festividades religiosas celebradas en nombre de las diversas advocaciones de la Virgen María. La virgen de la Inmaculada Concepción, quien tiene tutoría y patronato de la ciudad de Puebla desde principios del siglo XVII, es una advocación a la que desde entonces le son dedicadas las fiestas litúrgicas como lo fue el caso del tiempo de cuaresma del año 1703. El sermón predicado desde el púlpito en la catedral de la entonces Puebla de los Ángeles cerraba la cuaresma que representa seis semanas, es decir, cuarenta y dos días de espera para lo que durante el texto se explican de preparación antes de alcanzar lo pulcro y puro de las pascuas. El número cuarenta se repite en varios pasajes bíblicos como los cuarenta días que Jesús vagó por el desierto, a los cuarenta días que duró el diluvió según el libro del Génesis, o en varias partes del Éxodo. El predicador cierra con el refrendo de la ciudad por la advocación inmaculista y recuerda el voto de defensa por el establecimiento del misterio como dogma de la iglesia, este no quedaría definido hasta el año de 1854.Sermón que se predicó con motivo de la cuaresma del año de 1703 en la ciudad de Puebla de los Ángeles dedicada a la Purísima Concepción de la Virgen María. La salutación refiere a las plagas de Egipto, recordando en todo momento a D. Joseph Vaca Magistral, quien aseguraba que la ciudad transitó por seis pasos para adelantar el culto de la Purísima Concepción. En gran parte del cuerpo del texto se manifiesta el número cuarenta y al número seis con diferentes analogías y alegorías recurriendo a pasajes bíblicos del Éxodo. Se compara a la ciudad de Puebla con el pueblo de Dios que transitó cuarenta y dos generaciones y seis pasos para alcanzar su “original libertad”. Recuerda el traslado del obispado, que en principio tenía sede en Tlaxcala con bases franciscanas, pero finalmente es reubicada en la naciente ciudad de Puebla de los Ángeles. En cuanto a la dedicación del sermón a la inmaculada virgen, nombra dos tipos de concepción, una pasiva y una activa: la primera como pura e inmaculada del “Verbo Eterno” concebido por la virgen María, la segunda proviene de San Francisco y sus hijos que la concibieron “Madre”. Concluye con el refrendo del voto de la ciudad en defensa del misterio de la Inmaculada Concepción que aún no era definido por la Iglesia